La sepsis se trata de una enfermedad grave que se origina cuando el cuerpo responde de manera abrumadora a una infección bacteriana. Las sustancias que libera la sangre para luchar contra la infección derivan en una inflamación generalizada, esto conduce a la creación de coágulos de sangre y filtración de vasos sanguíneos. Todo esto provoca que el flujo sanguíneo sea pobre, privando a los órganos de nutrientes y oxígeno. En los casos más graves uno o varios órganos pueden fallar, mientras que en la peor situación la presión arterial se reduce y el corazón se debilita, provocando un shock séptico.