Los ruidos fuertes (de la música u otras fuentes, como máquinas o motores) pueden causar la pérdida de la audición, tanto temporal como permanente. Una persona que pierde la audición no puede oir tan bién como los demás. Para algunas, eso implica no poder oír absolutamente nada.
Con el pasar del tiempo, escuchar sonidos fuertes a altos niveles de dB puede causar pérdida auditiva u otros problemas de audición como un zumbido permanente en los oídos. Cuanto más fuerte sea un sonido, y cuanto más tiempo esté expuesto a él, más probable será que dañe su audición.