El suicidio es la complicación más importante de cualquier trastorno psiquiátrico. Aunque, desde el punto de vista clínico, el suicidio no siempre es evitable, una correcta evaluación y una intervención adecuada en aquellos pacien–tes en los que se detecte situación de riesgo puede dar lugar a una reducción del mismo y a un descenso del número de fallecimientos por suicidio en nuestro entorno.
La ausencia de protocolos estándar de evaluación e intervención ante las situaciones de riesgo suicida facilita, en líneas generales, actuaciones profesionales muy variables y heterogéneas. El ser un comportamiento complejo y que es influido por múltiples factores de índole bio psico-social dificulta aún más la situación.